
Las mujeres también roncan
¿Sabías que existen diferencias entre el sueño de las mujeres y los hombres? Históricamente, la investigación relacionada con el sueño se ha enfocado de manera
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Una sola noche de dormir poco provoca somnolencia diurna, problemas de memoria y concentración, y una disminución del rendimiento escolar y laboral. Además, la privación del sueño de forma crónica aumenta el riesgo de lesiones, accidentes, enfermedades e incluso la muerte.
Aunque dormir suficiente es vital para nuestra salud, también lo es la calidad de nuestro sueño. En el caso de las mujeres, las condiciones biológicas como el ciclo menstrual, el embarazo y la menopausia pueden alterarla. Esto es debido, en parte, a los cambios en los niveles de hormonas como el estrógeno y la progesterona, que se producen a lo largo del mes y de la vida2. Por este motivo, para disfrutar de una buena noche de sueño, es importante comprender los efectos de estas hormonas, los factores ambientales y el estilo de vida que llevamos.
Las diferencias biológicas explican algunas de las diferencias de sueño entre mujeres y hombres. Las mujeres tienden a tardar más en conciliar el sueño y a pasar más tiempo en un sueño profundo reparador de ondas lentas. Además, las mujeres mayores también son más propensas a reportar niveles más altos de somnolencia y a dormir 20 minutos menos por noche.
Las diferencias de género en el sueño surgen en la pubertad, donde las estudiantes de secundaria tienen significativamente menos probabilidades de dormir las ocho horas recomendadas que los hombres en esta misma etapa. También es más probable que tengan depresión comórbida. Estos problemas de sueño persisten en otras transiciones hormonales importantes en la vida de una mujer, como la menstruación, el embarazo y la menopausia.
Un tercio de las mujeres experimentan calambres, dolores de cabeza e hinchazón que provocan trastornos del sueño durante su ciclo menstrual. Y aunque el tiempo total de sueño se mantiene más o menos igual a lo largo del ciclo menstrual, es más probable que las mujeres reporten una menor calidad del sueño en la semana anterior a su período. También es durante este tiempo cuando las mujeres con síndrome premenstrual severo informan con mayor frecuencia sueños perturbadores, somnolencia, fatiga y dificultad para concentrarse.
Durante la menopausia, los ovarios dejan de producir estrógenos y progesterona. La progesterona puede afectar al impulso respiratorio, por lo que unos niveles más bajos pueden contribuir a producir apneas del sueño y otros problemas asociados. Además, el estrógeno juega un papel en regular el ciclo de sueño-vigilia, de modo que niveles bajos de estrógenos pueden provocar una disminución de la calidad del sueño.
Actualmente, 70 millones de estadounidenses3 sufren problemas de sueño, y las mujeres son más propensas que los hombres a tener problemas para dormir. Además, también son más propensas a desarrollar ciertos trastornos del sueño, como el insomnio y el síndrome de piernas inquietas. A continuación, nombraremos algunos de los problemas de sueño más comunes que afectan a las mujeres.
La apnea del sueño es un trastorno del sueño caracterizado por pausas temporales en la respiración durante el sueño. Estas pausas provocan fuertes ronquidos, asfixia y jadeos que interrumpen el sueño y provocan una somnolencia diurna excesiva. Aunque la apnea del sueño es dos veces más común en los hombres, esta aumenta en las mujeres después de los 50 años.
La obesidad y la edad avanzada son los dos factores de riesgo más importantes para la apnea del sueño. Durante la menopausia, las mujeres experimentan cambios hormonales que desencadenan un aumento de la grasa abdominal, así como una disminución de los niveles de progesterona4. Esto puede explicar que haya un mayor riesgo de apnea del sueño.
El trastorno alimentario nocturno relacionado con el sueño (Nocturnal Sleep-Related Eating Disorder, NS-RED por sus siglas en inglés) es una parasomnia en la que las personas comen alimentos mientras duermen y no recuerdan nada al despertar. Las mujeres son significativamente más propensas a tener NS-RED. El NS-RED puede ocurrir durante el sonambulismo y puede coexistir con otros trastornos del sueño que desencadenan la ingestión durante el sueño.
El síndrome de piernas inquietas (SPI) provoca sensaciones desagradables de hormigueo en las piernas, que se producen al acostarse y van acompañadas de una necesidad incontrolable de mover las piernas. Las mujeres tienen el doble de probabilidades que los hombres de tener SPI. El riesgo de SPI es mayor entre las mujeres con varios hijos y se duplica desde el embarazo hasta la menopausia.
Debido a que los síntomas ocurren al acostarse y solo pueden aliviarse con el movimiento, muchas mujeres con SPI tienen dificultad para dormir. Estos problemas de sueño pueden provocar somnolencia diurna, cambios de humor, ansiedad y depresión, que a su vez puede empeorar los problemas de sueño.
Aproximadamente el 80% de las personas5 con SPI también tienen un trastorno de movimiento periódico de miembros, un trastorno del sueño en el que el individuo experimenta sacudidas o espasmos involuntarios en las piernas durante el sueño. Estos movimientos pueden ocurrir cada 20 a 30 segundos y, al igual que el SPI, pueden alterar la calidad del sueño.
Casi 15 millones de estadounidenses6 trabajan en horarios no tradicionales, fuera del horario habitual de 9 a.m. a 5 p.m. Los trabajadores por turnos, especialmente los que trabajan en el turno de noche, a menudo tienen que dormir en horarios no tradicionales. Esto provoca interrupciones en su ciclo natural de sueño y vigilia, con alteraciones que pueden conducir a un sueño menos reparador, una menor cantidad de sueño y más accidentes y enfermedades relacionados con este, especialmente para aquellos que trabajan en el turno de noche.
Por ejemplo, un gran estudio encontró que las trabajadoras del turno de noche tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar cáncer de mama y enfermedades cardiovasculares7. También son más propensas a tener ciclos menstruales irregulares8. Si bien se necesita más investigación, los científicos creen que los cambios en la exposición a la luz y la falta de sueño causados por el trabajo por turnos pueden tener efectos biológicos u hormonales que interrumpen el ciclo de sueño y vigilia. Los horarios de trabajo irregulares también pueden ejercer presión sobre la vida familiar y social, lo que puede provocar estrés y otros problemas emocionales que empeoran el sueño.
Los problemas de sueño son comunes entre las mujeres y pueden cambiar o variar en intensidad a lo largo de la vida, pero hay esperanza de dormir mejor. Comienza con una mejor higiene del sueño siguiendo estas 4 pautas:
Este texto ha sido adaptado, en alguna de sus partes, basándose en la información difundida el 6 de mayo de 2022 por Sleep Foundation: A OneCare Media Company), bajo el título: Insomnia and Women (Leer artículo).
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