La obesidad y la diabetes tipo 2 son dos de las patologías metabólicas más prevalentes a nivel mundial. La combinación de las dos en un mismo individuo se denomina con el término diabesidad o ‘diabesity’, en inglés.
En 2016 según la World Health Organization (WHO), 650 millones de personas tenían obesidad, la cual se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa corporal. El índice de masa corporal o IMC es la manera más habitual de determinar la presencia de obesidad, especialmente a nivel poblacional. Se calcula dividiendo el peso en kilogramos entre el cuadrado de la altura en metros. En adultos, cuando el resultado sobrepasa los 25 kg/m2 se considera sobrepeso y por encima de 30 kg/m2, se considera obesidad.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad que se caracteriza por una resistencia a la insulina o una producción insuficiente de la misma. La insulina es la hormona que permite la entrada de la glucosa en las células. Cuando la insulina es deficitaria en cantidad o función, la glucosa se acumula en la sangre (hiperglucemia). En 2019, aproximadamente 463 millones de adultos en todo el mundo padecían diabetes, de los cuales el 90% eran diabéticos tipo 2.
Varios estudios epidemiológicos han demostrado la asociación entre horas de sueño insuficientes (<6h/noche) y un mayor riesgo de desarrollar tanto obesidad (1-3) como diabetes tipo 2 (4,5). La privación de sueño produce una desregulación en la producción de las hormonas del apetito (grhelina) y de la saciedad (leptina), aumentando significativamente la concentración de grhelina y disminuyendo la de leptina, especialmente en las horas finales del día (6,7). La privación de sueño se ha demostrado que favorece la ingesta excesiva, incrementando el riesgo de desarrollar obesidad. La privación de sueño también se ha relacionado con una menor tolerancia a la glucosa (8,9) y menor sensibilidad a la insulina (8), incrementando el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Se ha observado que dormir menos de 6h por noche, aumenta un 28% el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 (10).
En sentido opuesto, el hecho de dormir más de 9h/noche (más horas de lo necesario para la edad adulta) también se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar obesidad (11). Esta relación puede explicarse por dos motivos. Por una parte, se ha descrito que dormir más horas de las necesarias podría estar relacionado con factores como síntomas depresivos, bajo nivel socioeconómico, desempleo y bajo nivel de actividad física. Por otra parte, dormir más horas de las necesarias podría asociarse a un sueño de baja calidad y eficiencia, así como a algunos trastornos respiratorios como las apneas del sueño (11). En cambio, no hay asociación entre el sueño prolongado y la diabetes tipo 2 (4).
Finalmente, para la prevención de la epidemia de diabesity que padecemos en la actualidad no solo es esencial modificar nuestro estilo de vida siguiendo una dieta saludable y realizando actividad física de manera regular, sino que también resulta especialmente trascendente cuidar de nuestro sueño en cantidad y calidad.
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BIBLIOGRAFÍA
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Sílvia Cardona
Dietista-nutricionista -AdSalutem Institute